domingo, 3 de marzo de 2013

VICTORIO VIRILIO



Querido:
¡No celebres la victoria viril!,
si me entregué a ti,
fue por estar embriagada,
con los encantos de la media noche.

Descendieron negros brujos estelares,
y me encantaron con sus astrales escarchas,
las ninfas de Venus me desvistieron,
y me esparcieron con sus níveas manos,
cuanto erotismo traían,
por mi piel desde sus montes.

Me extasiaron los cometas,
los astros fugaces,
me encandilaron los titileos
de las centellas solares.

Y cuando el calor celestial
penetró en mi órgano,
el deseo descendió,
por la vía láctea de mi vientre,
se desprendieron los cabios de la luna,
cayeron sobre mi cabeza,
y aturdida por el golpe
es que llegue a tu lecho.