domingo, 18 de noviembre de 2012


ARAÑA



Me sonreíste con tu quelícero venenoso,
me abrazaste con tu  viscoso pedipalpo,
tu pedipalpo su inocencia ha corrompido,
penetrando oportunista en mi epigino.

Con tu ampulácea hilaste una telaraña,
de la más suave proteica fina seda,
para aturdirme y mantenerme quieta presa,
entre decenas de hipnotizantes espirales.

Nos casamos en la siguiente aurora,
sobre la seda cristalizada por el rocio,
me concediste tu cápsula espermatófora
y te engullí con devoción esposo mio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario