martes, 12 de febrero de 2013


Y PENSÉ QUE LA POESÍA ME CALMARÍA...


Y pensé que la poesía me calmaría,
pero no,
la poesía no me calma,
la poesía me agita los mares
me sube la marea,
los barcos se me hunden
y en mis playas,
debo colgar banderines rojos,
¡mis balnearios no están aptos para el baño!

Un poema de Drummond, de Dylan Thomas,
me vuelve tsunami.
¡soy un océano que se ahoga en si mismo!

Y pensé que la poesía me calmaría...



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