lunes, 26 de diciembre de 2011

MUERTE



Morir en la bestialidad de un cielo moribundo de estrellas.
Morir en la noche más solemne,
de luciérnagas con la cuenta de luz condonada.

Morir en la cama de un muerto
asesinado por un benevolente,
un muerto que llaman papa,
un muerto en roma
en el año 2533.

Morir bajo el efecto de una caída libre
caer (a la muerte)
caer
caer
caer
sobre una caja extraviada de cartas de amor
durante la guerra.

Morir en un espectáculo pirotécnico mudo,
bajo el parto de un año nuevo.

Morir en la arena de una playa
después de un tsunami
que carcomió las casas de los ricos
y dejó en sus costas las reliquias minerales,
piedras preciosas y sedas importadas.

Que me la muerte una ventisca de brisas portuarias,
de esas que se entran a las casas de las señoras
para quitarles los manteles de las mesas
y hacerles sentir entre las piernas,
subiendo por una escalera,
llegando al piso de arriba,
que alguna vez fueron jóvenes
y se sacudieron la arena
y almacenaron cosas,
en sus casas,
en sus estómagos,
cosas..
como la vida.

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